Galería Tate/MATERIA | Diario de Arquitectura

Año:
2024

Descripción textual proporcionada por el arquitecto. La intención del proyecto está profundamente arraigada en la comprensión del sitio como una oportunidad para crear una sensación de lugar. La casa no es vista como un objeto impuesto, sino como una herramienta para revelar eventos naturales y manifestaciones de ambientes específicos. Los módulos se ponen con gran énfasis en la configuración de zonas exteriores, estableciendo recorridos a través de ellas y creando zonas de contemplación. Este diseño define los límites entre lo abierto y lo cerrado, mejorando la experiencia general del sitio.


Se diseñaron tres tipos diferentes de jardines: el primero es un jardín abierto y accesible que se extiende desde la sala de estar hasta el océano, una duna de arena natural. Una capa de denso follaje compuesta de especies nativas de la selva tropical flanquea la propiedad, asegurando privacidad de las propiedades vecinas. La pieza central del proyecto es un jardín botánico desértico que exhibe especies endémicas. Se consideró cuidadosamente la selección y ubicación de cada planta, complementando los caminos que conectan los pabellones. El ciclo estacional de varios agaves, cactus, bromelias y árboles como Ceiba pentandra, Bursera simaruba y Guaiacum coulteri se expresa a través de la floración y el cambio de texturas.



El diseño del pabellón tiene como objetivo crear una expresión tectónica de la artesanía oaxaqueña, utilizando materiales locales y sistemas de construcción simples que muestren una expresión táctil significativa. Los «sólidos» de ladrillo flanquean los espacios habitables, colocados sobre losas de hormigón que establecen un eje horizontal a lo largo de todo el proyecto. Los volúmenes y las paredes de piedra conectan visualmente la estructura con el sitio, mientras que los espacios intermedios están cubiertos con métodos tradicionales de construcción de cabañas de madera y techo de palma. El pabellón también dispone de una terraza privada orientada al jardín botánico, definida por un enrejado de madera. La composición tectónica resultante estará anclada al suelo, elevándose con bordes definidos de la pared y mezclándose suavemente con el cielo a través de la paja de palma.

La totalidad del pabellón establece un lenguaje visual de repetición y ritmo, mostrando los efectos y cambios constantes de luces y sombras. El hormigón, la piedra y la madera están siempre conectados a través de la presencia de espacios y uniones entre ellos, reconociendo la relación entre los materiales.



El pabellón central es el «umbral eterno» que alberga los espacios públicos y sociales. Es la principal fuente de sombra y se relaciona física y visualmente con los espacios exteriores de las dunas y jardines botánicos. Además, es un gran ventanal que enmarca el horizonte del Pacífico hacia el oeste y el borde de las Montañas de Oaxaca hacia el este. A partir de este espacio, el proyecto se integra con su entorno y más allá. Finalmente, el proyecto complementa los espacios intersticiales; el umbral de la habitación invita a la contemplación y refleja la luz a través de los agujeros redondos hacia el cielo penetrados en la losa de hormigón.

