Kameido Tenjin Ryokan/HAGISO inc.


Esta es la decoración de la casa de una familia de cinco personas en Kameido Tenjin, Tokio. Se encuentra cerca del santuario Kameido Tenjin, famoso por las pinturas ukiyo-e de Katsushika Hokusai y Utagawa Hiroshige. En primavera, el lugar se llena de turistas que admiran las flores de ciruelo y glicina. Los clientes tienen la costumbre de visitar el santuario con sus familias el primero de cada mes y aprecian mucho el entorno que rodea el santuario.

Lo que más nos llamó la atención durante nuestra conversación fue su visión de toda la casa como una «habitación de invitados». Los novios, amantes de la restauración y del gourmet, imaginaron un espacio preparado para recibir y entretener a los invitados. Para ellos, el tema clave de esta renovación fue «cómo diseñar una casa para invitados».


A nivel de distribución, la primera planta se divide en varias estancias, incluido un baño y el dormitorio más pequeño. La mayoría de las paredes divisorias del segundo piso se eliminaron para formar un gran espacio abierto, maximizando el área para recibir invitados. Las habitaciones están elaboradas con materiales de roble y cedro para crear una atmósfera tranquila, con iluminación controlada por luces lineales alrededor de la cama en lugar de luces o accesorios en el techo, lo que proporciona el brillo mínimo requerido.



A diferencia de ese dormitorio privado, el resto del espacio está acabado en mortero y está diseñado para permitir que la hermosa luz del sol entre a raudales desde el tragaluz. El mostrador en el frente del segundo piso conecta el área del comedor y la cocina en línea recta, y la iluminación personalizada de 5 metros sobre él se extiende hacia afuera. El diseño está inspirado en el gesto de oración, que simboliza la consideración del cliente hacia sus invitados.


Los interruptores están inteligentemente ocultos para mantener una apariencia limpia. Se instalaron mamparas Shoji en las ventanas existentes para combinar el aislamiento térmico con la estética. Además, las dos columnas de acero existentes se recubrieron con placas de yeso y se protegieron con baldosas cerámicas para garantizar su durabilidad.
