Casa Lean / Claudio Santander + María Inés Buzzoni

- área:
Capítulo 285 metros cuadrados
Año:
2019
Fabricante: las masas, Baldosas Córdoba, cerio, CHC, combustión, italiano, mk, Estudio MK-
Arquitecto Jefe:
Claudio Santander y María Inés Buzzoni



Descripción textual proporcionada por el arquitecto. La Casa Inclinada recibe su nombre de la doble condición de presentar las laderas de los antiguos Andes. san diego y una deuda familiar desmesurada, lo que nos deja expuestos al revisionismo en la forma en que vivimos, habitamos y planificamos. Como primera decisión para iniciar este proyecto de vivienda, elegimos la pendiente y habitamos un espacio continuo en el que la exploración consciente vivida en casi 20 años de ejercicio profesional se refleja en el diseño de este proyecto. Se marcó una hoja de ruta: si la casa fuera. para viajar había que tener en cuenta la vida pública y personal, la socialización, el trabajo y la contemplación, la funcionalidad y la estética. Como acto de conexión a tierra, trazamos el espacio con tiza en el suelo y utilizamos equipos para capturar la vista que cada uno quería enmarcar (ver foto del autor).



El proyecto también cuestiona la forma de habitar, se desarrolla en dos espacios/contenedores escalonados, continuos y superpuestos. La planta baja está abierta a todo el paisaje circundante y contiene espacios sociales en una nave continua que consta de vestíbulo, sala y comedor/cocina. La planta superior es más introvertida y contiene espacios privados como oficinas, dormitorios y salas familiares. Ambos espacios/contenedores rompen y cambian el paradigma de la vivienda urbana en términos de continuidad espacial, independientemente de las divisiones entre habitaciones (excepto baños). El volumen inferior presenta un espacio continuo compuesto por tres escalones de seis cada uno, convirtiéndose en un umbral de transición entre áreas sociales. El volumen superior también replica el concepto de espacio continuo, pero con un carácter más íntimo, con sólo tres escalones entre los diferentes espacios, separados por muebles empotrados que no llegan al techo abuhardillado superior y consigue configurar espacios íntimos y privados.



Los delicados pavimentos de losas de hormigón y los muros de hormigón visto crean una atmósfera interior austera sin otros elementos de acabado que aparecen sólo como aplicaciones puntuales durante el recorrido interior. Esta simplicidad material también se traslada al interior del baño, que está diseñado como un espacio monocromático con mosaicos de vidrio que recubren las paredes y el suelo. Escaleras y rampas actúan como elementos de conexión natural entre las dos naves superpuestas, generando nuevas relaciones entre ellas y proponiendo diferentes velocidades de movimiento. Escaleras para caminar más rápido conectan directamente los espacios, mientras que las rampas permiten un suave ascenso por la pendiente para descubrir gradualmente cada habitación o las vistas circundantes.


Rara vez tenemos la oportunidad de vivir todos los días en un trabajo diseñado. Cuando dos niños entran en la adolescencia, el proyecto propone un experimento teórico sobre el tipo de vida que construiremos juntos. Pero a medida que nos adentramos en esta nave familiar, incluso sin los muebles, se nos revelaron experiencias reales. Empezamos a ver cada espacio como una victoria, desde lo más íntimo hasta lo social, y durante la pandemia pudimos vivir intensamente el viaje y la experiencia del espacio continuo, que se transformó en la forma en que lo habitamos.


