Lybar – Casa Sutton
edificio suton es una casa sencilla ubicada en Sutton, Canadá, construida por Pelletier de Fontenay. La renovación de Maison Sutton representa un diálogo ingenioso entre conservación e innovación, donde las líneas entre lo antiguo y lo nuevo se difuminan intencionalmente en el llamado continuo del tiempo artesanal. Construido en 1908, el edificio original, con sus majestuosos muros de piedra y su apariencia señorial, es un testimonio de la tradición de mampostería de principios del siglo XX.
Sin embargo, lo que resulta particularmente sorprendente de esta transformación es su enfoque de la autenticidad material. En lugar de caer en la trampa común de crear marcados contrastes entre elementos antiguos y nuevos, los arquitectos eligieron un camino más matizado, desarrollando una serie de enlucidos de cemento blanco que unifican las diferentes capas históricas del edificio y al mismo tiempo permiten que las texturas subyacentes permanezcan claras.
Esta estrategia material recuerda a la práctica medieval del lavado con cal, con sucesivas capas de revestimiento que protegen y unen las diferentes superficies de piedra mientras crean una piel viva que respira. Aquí, a través de una estrecha colaboración con artesanos locales, se ha reimaginado la técnica, dando como resultado enlucidos a base de cal y cemento que desarrollan su propia pátina con el tiempo: un guiño a la Una aceptación consciente de la evolución material, que contrasta con la actitud a menudo estática del movimiento conservacionista. acercarse.
La estrategia ambiental del proyecto es igualmente compleja y combina la sabiduría tradicional con la innovación contemporánea. La elección del aislamiento de cáñamo para las paredes interiores es particularmente notable, ya que representa un retorno a los materiales de base biológica familiares para el constructor original y al mismo tiempo cumple con los estándares de rendimiento modernos. Este enfoque demuestra que la práctica arquitectónica tradicional a menudo contiene principios de sostenibilidad inherentes que sólo ahora estamos empezando a apreciar plenamente.
Quizás lo más sorprendente es cómo esta renovación aborda cuestiones de autoría arquitectónica a lo largo del tiempo. Los tres períodos distintos de construcción (1908, la década de 1950 y el presente) no están completamente integrados ni claramente demarcados. En cambio, participan en lo que el equipo del proyecto llama «conversaciones ambiguas», en las que el lenguaje arquitectónico de cada período influye e informa a los demás. Esto es particularmente evidente en la nueva extensión de la planta baja, donde las paredes profundas y los techos gruesos hacen eco del carácter monumental de la estructura original al tiempo que crean una experiencia espacial distintivamente contemporánea.