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Leibal – Half Jace

Junction Semi es una casa simple ubicada en Toronto, Canadá, Estudio. La luz de la mañana se filtra a través de lo que solía ser una ventana de vidrieras, y ahora reemplaza el vidrio transparente con vidrio transparente que cubre sombras geométricas en el piso de micro capas. Es el momento en que la transformación se vuelve tangible: cuando una iglesia centenario en el extremo occidental de Toronto revela su nueva encarnación como un refugio de varias generaciones, no con todo el grupo, sino con la familia.

Los arquitectos enfrentan un rompecabezas proporcional divino: cómo respetar el ADN espiritual del edificio mientras crea un espacio familiar íntimo. Su solución es comprender que la Iglesia se trata fundamentalmente de reuniones, un principio que es una transformación perfecta de la adoración a la vida familiar. El marco de acero existente y las vigas de madera expuestas se convirtieron en la base teológica del proyecto, lo que respalda no solo la estructura física sino también el marco conceptual de preservación a través de la adaptación.

El patio central surgió como la intervención más profunda del proyecto. El diseñador eliminó quirúrgicamente partes de la estructura original, creando algo que pertenece al claustro del hogar, un espacio que se coloca en el corazón del edificio mientras mantiene las características básicas de la iglesia. Esta mente estereotipada recuerda la tecnología renacentista de Cortile, y el palacio italiano organizó sus propias reuniones privadas y públicas alrededor de las salas al aire libre.

La paleta de materiales habla en susurros en lugar de declaraciones. La pintura de lima tiene ascendencia antigua y textura sutil que crea paredes de aliento y edad. El piso de micro nivel proporciona oposición contemporánea a los rayos de madera históricos, mientras que el ladrillo expuesto recuerda el pasado en capas del edificio. Este método de restricción refleja un movimiento más amplio en el diseño contemporáneo, la llamada «honestidad material», lo que permite que cada elemento hable su propio lenguaje al contribuir a un diálogo unificado.

El atrio de doble altura está perforada por una claraboya y anclada por árboles de arce japoneses en su propio patio, lo que refleja cómo el diseño equilibra el drama con intimidad. El árbol es a la vez una escultura de la vida y una pantalla de privacidad, y sus cambios estacionales marcan el tiempo en el espacio de los rituales humanos durante décadas. Esta integración dentro de la naturaleza hace eco del concepto de paisajes prestados en la arquitectura, y el jardín extiende la experiencia interna más allá de los límites físicos.

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