La exposición «Anfitrión» de Raul de Lara tejes la madera y la identidad

«¿Por qué la gente puede pensar en las plantas como más de un país, y las personas no pueden tomar plantas nativas?» Hoy, esta pregunta es muy relevante para los problemas de inmigración, identidad y diáspora, persiguiendo constantemente aquellos países que viven en países que experimentan grandes poblaciones. ¿Qué pasa con una mejor manera de explorar estos temas que en el arte?
La exposición «Anfitrión» de Raul de Lara es una exploración poderosa y personal de las casas, las experiencias de identidad e inmigración capturadas a través del medio surrealista e intrincado de madera. El escultor con sede en Nueva York emigró de México a la edad de doce años y era un receptor de DACA. Las obras en exhibición no son solo esculturas. Son compañeros silenciosos, lo que demuestra el viaje del artista.
Diseñador: Raúl de Lara

El «anfitrión» reinventa los familiares. Todos los días, las sillas de objetos, las escaleras y la más famosa, la flora de crecimiento salvaje se transforma en formas antropomórficas. La inspiración central de la exposición proviene del regreso de De Lara a Austin, Texas, después de veinte años. Durante su visita, estudió plantas nativas en el norte de México y Texas, como Firewheel y Lazy Daisy. Luego, les arroja estas plantas silvestres en el trabajo. Es una metáfora deliberada y conmovedora que pregunta por qué las plantas pueden ser «locales» en dos lugares, pero la gente no puede.


La importancia de la escultura «maestra» es tan importante como su forma. De Lara trabaja principalmente con madera, un medio para crecer en el taller de su padre mexicano. Esta estrecha conexión con el material es evidente en el producto terminado, combinando habilidades técnicas con sensibilidad poética. El dominio del artista le permitió crear esculturas que eran sólidas y refinadas, lo que refleja la naturaleza dual de su tema.


Estos diseños a menudo se caracterizan por el realismo mágico y el sentido del humor. Aunque las tablas son complejas y complejas, tienen una cierta naturaleza caprichosa que las hace accesibles. La superficie lisa y pulida de algunos fragmentos contrasta bruscamente con las texturas de otros, destacando las propiedades orgánicas del material. Cada pieza demuestra el enfoque constante de De Lara en los detalles y su capacidad para combinar la artesanía tradicional con una visión contemporánea y profunda del diseño personal. Estas esculturas son manifestaciones físicas de su viaje, un diálogo hermoso y reflexivo entre las dos culturas capturadas en la madera.


La exposición demuestra la aspiración universal de la humanidad. De Lara expresa la paradoja del azar a través de sus complejas tallas, una sensación de sentirse en alguna parte, pero nunca comprendida por completo. Aunque sus plantas de madera están enraizadas y persistentes, aún no pueden florecer libremente. Reflexionan en silencio en el sistema que determina quién puede pertenecer a quién y la tranquila resistencia requerida en ese mundo. Estas esculturas invitan a los espectadores a reflexionar sobre su comprensión de su familia, identidad cultural y las narraciones silenciosas llevadas por los objetos que nos rodean.
