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El pabellón enredado muestra un punto de referencia solar interactivo

El enredo de Michael Jantzen es un paso audaz hacia la arquitectura, y en realidad está escuchando a los usuarios. Esta estructura experimental desafía la idea tradicional de que los edificios deben permanecer estáticos, pero en su lugar propone un espacio para la transformación física basada en la interacción de los visitantes y las necesidades cambiantes.

Lo que hace que este pabellón sea particularmente fascinante es cómo convierte el concepto de arquitectura receptiva en algo tangible y directo. En lugar de confiar en interfaces digitales complejas o programas de pedido anticipado, Jantzen crea una conexión física directa entre las intenciones humanas y las formas arquitectónicas, lo que hace que el edificio sea un socio colaborativo en el proceso de diseño.

Diseñador: Michael Jantzen

La estructura rodea un gran marco de soporte de acero circular que puede acomodar un dosel de vidrio opcional para proteger el clima. El marco está unido a cuatro grandes segmentos de techo de acero, cada uno montado sobre ruedas eléctricas a lo largo de la pista de la periferia. Las formas geométricas forman un impresionante contraste visual con cualquier paisaje, y su audacia, las esculturas hacen del pabellón un punto de referencia considerable.

Por supuesto, la verdadera magia ocurre a través del mecanismo de interacción realista de la embajada. Cada sección del techo proviene del mástil central y se mueve independientemente alrededor del marco de soporte, alimentado por un motor eléctrico. Puede configurar estos segmentos en innumerables arreglos para crear diferentes tonos, conchas y apertura dependiendo de qué espacio se necesite en cualquier momento dado.

En nuestra era digital, los métodos de interacción son refrescantes. El modelo de acero detallado del cenador se encuentra en la base central y tiene segmentos móviles que reflejan la estructura a gran escala. Los visitantes pueden manipular físicamente el modelo para organizar los segmentos, pero imaginan el espacio. Cuando presionan el botón «Mover», la galería real se reconfigura automáticamente para que coincida con su diseño.

Es decir, el museo no ignora la preocupación de la sostenibilidad moderna. Grandes paneles solares circulares montados en la máxima potencia todo el sistema eléctrico para garantizar que la estructura funcione de forma independiente sin energía externa. Esta integración de la energía renovable y los mecanismos interactivos sugiere que las arquitecturas receptivas también pueden ser ambientalmente responsables.

El diseño se inspira en el enredo cuántico, donde las partículas se vuelven inseparables independientemente de la distancia. Notará que este concepto se refleja en cómo el modelo y las estructuras a gran escala mantienen su conexión, mientras que los cambios en una estructura afectan inmediatamente al otro. Esto crea un enredo arquitectónico entre la intención del usuario y la forma construida.

Lo que realmente distingue a este pabellón es cómo redefinir la relación entre las personas y su entorno construido. En lugar de adaptarse a los edificios estáticos, los visitantes participan activamente en la configuración de su entorno. Las estructuras responden, desarrollan y transforman de acuerdo con las entradas humanas colectivas, creando un espacio que nunca seguirá siendo el mismo dos veces.

El pabellón enredado muestra un futuro en el que la arquitectura se vuelve verdaderamente participativa, y los edificios son un futuro que responde a las necesidades humanas en tiempo real en lugar de imponer formas predefinidas. Jantzen creó algo que se siente futurista y fundamentalmente humano, cayendo la brecha entre las posibilidades tecnológicas y las interacciones intuitivas.

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