Edificio Sabins 242 / Estudio Grado


Descripción de la presentación del equipo del proyecto. Ayuntamiento Tuxtela GutiérrezLa capital de Chiapas es una ciudad relativamente joven, con una población de no más de 600.000 habitantes repartidos en un área urbana de menos de 90 kilómetros cuadrados. El clima es extremo: llueve a mediados de año y la temperatura promedio ronda los 30°C. El terreno está marcado por contrastes naturales. Limita al norte con la Reserva Cañón del Sumidero y al sur con las montañas Mactumatzá y El Zapotal, ecosistemas que protegen una rica biodiversidad y definen el crecimiento lineal de la ciudad en dirección este-oeste. A lo largo del eje principal de este corredor urbano, se tarda menos de 40 minutos en llegar de un extremo al otro.



La mayoría de las áreas en Tuxtla siguen siendo de uso de suelo residencial H1, H2 o H3, y algunas áreas han pasado a densidad variable o uso mixto. Esta situación, sumada al alto costo de la tierra, ha llevado a un crecimiento excesivo en la periferia de las zonas residenciales y de ingresos bajos y medios, invadiendo reservas naturales, fragmentando territorios y exacerbando la segregación socioespacial. La desigualdad, la contaminación y el daño ambiental afectan en última instancia a la salud, la seguridad y la economía de todas las personas.


Tuxtla es una ciudad pequeña, pero eso no le quita importancia. En cambio, ahora nos encontramos en un punto de inflexión en el que podemos construir una ciudad más equitativa y sostenible. ciudades pequeñas y medianas como Tuxtela GutiérrezHoy, representa un escenario clave para la aplicación de modelos urbanos más eficientes: uno en el que los cambios en el uso del suelo y las inversiones dentro de las ciudades tienen impactos directos y mensurables, fortaleciendo las estructuras existentes y reduciendo la presión sobre las áreas circundantes y naturales. Invertir en ciudades que ya son compactas puede aprovechar la infraestructura instalada, revitalizar comunidades integradas y promover una movilidad más activa y sostenible.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) nos llaman a responder al cambio climático, proteger el medio ambiente y participar activamente en el diseño ambiental urbano. Desde la arquitectura y el urbanismo debemos apostar y promover ciudades resilientes, densas y habitables.


En este contexto surge la propuesta de vivienda y cambio de uso de suelo en las ciudades, una alternativa inspirada en las experiencias de varios países, que buscan modelos de vivienda flexibles, adaptables, conectados y colectivos. En tres parcelas de 252 m2 (756 m2 en total), donde antes solo se permitían tres viviendas, ahora se logra una densidad variable mediante cambios en el uso del suelo. La propiedad se subdivide en seis partes con una superficie de 126 m² (9×14 y 7×18 m), formando un plan maestro que integra viviendas unifamiliares y plurifamiliares.

El complejo Sabines 242 está construido sobre cimientos de ladrillo rojo y tiene una superficie de 410 metros cuadrados, aptos para vivir. Un plano de planta abierto alberga la entrada principal, y materiales como ladrillo, pintura, acero y vidrio crean un diálogo natural con el entorno. Una estructura de malla en el frente y los lados enmarca el espacio y permite que el exterior penetre en el interior. Los balcones se extienden hacia el paisaje, mientras que el techo de acero se abre como una terraza panorámica frente a la ciudad. Su paleta de colores y aberturas crean una atmósfera diversa, permitiendo a los residentes utilizar el espacio libremente. Hacia el oeste, una doble piel de hierro plegado en forma de abanico protege los dormitorios, controla la luz solar y mantiene una ventilación constante hacia el norte.
