Esta maleta impresa en 3D es apta para el futuro del comercio minorista

Imagínese empacar su futuro en una maleta. No su ropa o artículos de tocador, sino ideas sobre cómo compraremos, conectaremos y experimentaremos los espacios comerciales en los próximos años. Eso es exactamente lo que el estudio de diseño Cul De Sac, con sede en Valencia, ha hecho con su último proyecto y, sinceramente, es uno de los conceptos de diseño más geniales que he visto en mucho tiempo.
La obra forma parte de la iniciativa ‘Arquitectura portátil’ de Gerflor, una exposición itinerante que desafía a tres estudios de diseño internacionales a encerrar literalmente sus visiones del futuro en maletas hechas a medida. Piense en ello como una combinación de experimento mental de diseño e instalación artística, inspirada en el famoso concepto de «caja dentro de una maleta» de Marcel Duchamp, donde miniaturizó toda la obra en una caja portátil.
Diseñador: Cul De Sac

Lo que hace que la contribución de Cul De Sac sea tan convincente es su optimismo radical sobre el futuro del comercio minorista. Si bien muchos de nosotros nos hemos acostumbrado a entornos comerciales aburridos y centrados en el producto, el arquitecto y director creativo Borja Berna ofrece una visión completamente diferente. «El futuro del comercio minorista será humano», explica. «Solíamos centrarnos en el producto, pero los espacios del futuro estarán centrados en las personas. Serán lugares de comunidad, de conexión, donde todo sucede más allá de la compra».


Esta filosofía es más que sólo hablar. Está físicamente incorporado en el diseño impreso en 3D de la maleta, que parece algo entre una red neuronal y un coral orgánico. La estructura respira estas formas fluidas e interconectadas, evocando caminos energéticos y conexiones humanas. Ha sido cuidadosamente diseñado para que parezca dinámico, como si estuviera en constante evolución y adaptación, muy parecido a los espacios comerciales que Berner imaginó para nuestro futuro.


La elección de la impresión 3D es aquí especialmente intencionada. Esta tecnología permite formas orgánicas imposibles de realizar que simplemente no son posibles con los métodos de fabricación tradicionales. El resultado es una obra escultórica que capta la fluidez y el movimiento de una forma casi biológica. Cuando miras las imágenes, puedes ver por qué eligieron este enfoque: esas superficies onduladas y patrones celulares realmente sugieren algo vivo, en lugar de estático.


Pero aquí es donde se pone realmente interesante. Esta maleta contiene más que solo muestras de suelos Gerflor como biblioteca de referencia. El contenedor mismo se convierte en la declaración. Como dice Berner, esperan que «el diseño en sí encapsule nuestra visión para el futuro del comercio minorista». La obra incorpora materiales de la colección Gerflor Creation y no es sólo una muestra, sino parte de la identidad misma. En un mercado saturado de marcas que compiten por llamar la atención, los materiales se convierten en el lenguaje a través del cual los espacios se comunican con las personas y crean experiencias inolvidables.
Berner describe el mayor desafío como «condensar ideas a menudo conceptuales en partes tangibles». Puedes sentir la tensión en la pieza final de la mejor manera posible. Es a la vez abstracto y concreto, tanto teórico como físico. Esta maleta se convierte en una declaración, un arquetipo y una obra de arte al mismo tiempo.

El proyecto es igualmente interesante con las contribuciones de Studio Banana, que aborda el futuro del espacio de oficinas, y Nini Andrade Silva de Madeira, que explora los hoteles como lugares de encuentro experiencial. Juntas, las tres maletas forman una exposición itinerante que recorrerá siete ciudades de la Península Ibérica, generando un debate sobre cómo queremos habitar los espacios del futuro.

Hay algo muy democrático en empaquetar grandes ideas arquitectónicas en un formato portátil y accesible. En lugar de grandes instalaciones o gruesos papeles blancos, estos estudios ofrecen algo por lo que realmente se puede caminar, algo que despierta curiosidad y conversación. Como señala Juan Segura, director de marketing de Gerflor Iberia: “No sólo queremos mostrar el producto, queremos iniciar una conversación”.

Lo que más me gusta de este proyecto es cómo está transformando el comercio minorista de transaccional a transformacional. En una época en la que dominan las compras en línea y las tiendas físicas luchan por justificar su existencia, Cul De Sac cree que la respuesta no es una mejor presentación del producto ni carteles más llamativos. Se trata de crear espacios donde se produzcan conexiones humanas, donde se formen comunidades, donde sucedan cosas significativas más allá del intercambio de dinero.
Esa maleta impresa en 3D, con su estructura similar a una red neuronal, se convirtió en una metáfora perfecta: los espacios comerciales son como organismos vivos que fomentan conexiones entre personas, emociones y marcas, pero de una manera que se siente orgánica en lugar de forzada. Queremos que comprar sea más una experiencia social y menos una tarea ardua. De verdad, ¿no es este el futuro por el que todos queremos hacer las maletas?
