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Este marco en forma de A holandés comparte espacio con los murciélagos, los pájaros y la naturaleza.

Hay algo silenciosamente radical en una casa que invita a la vida silvestre a entrar mientras los propietarios se mudan. En un parque forestal cerca de la reserva natural de Herperduin en los Países Bajos, una casa de vacaciones con estructura en A de 1984 se ha transformado en algo más que una escapada de fin de semana. Se ha convertido en un espacio compartido entre los humanos y el mundo natural, y su diseño refleja esta asociación inusual.

Kumiki Architecture asumió el desafío de ampliar y renovar esta estructura triangular clásica, trabajando en estrecha colaboración con la familia propietaria y los ecologistas para crear lo que llaman una “casa de vacaciones de base biológica”. El resultado es un fascinante estudio de caso de cómo la arquitectura puede hacer más que simplemente minimizar el impacto ambiental. Puede contribuir activamente al ecosistema que lo rodea.

Diseñador: Kumiki Arquitectos

Con su techo empinado y su acogedora sensación de bosque, el marco en A original tiene todo el encanto de la arquitectura turística de los años 80. Pero para una familia joven que quería escapar de la vida de la ciudad y reconectarse con la naturaleza los fines de semana, necesitaba más espacio. En lugar de oponerse al carácter único de la estructura original, el equipo de diseño de Kumiki la adoptó. La extensión sigue la misma lógica del marco en A, repitiendo el ritmo de esas dramáticas formas triangulares en ambas historias. Pero aquí está la parte divertida: el nuevo techo presenta cortes diagonales que crean un toque contemporáneo al diseño tradicional, haciendo que la casa se sienta familiar y fresca.


Los cortes diagonales son más que una simple floritura visual. Muestra cómo los arquitectos pueden avanzar respetando el pasado, honrando el lenguaje del edificio original y hablando con un acento ligeramente diferente. El techo actualizado presenta aislamiento hecho de fibra de madera y tejas nuevas, actualizando la estructura para una eficiencia energética moderna sin renunciar a su carácter esencial.


Sin embargo, lo que realmente distingue a este proyecto es el plan ecológico integral desarrollado en colaboración con ecologistas. Esto no es un lavado de cara verde ni un gesto simbólico de sostenibilidad. El principio rector de todo el proyecto fue “compartir la casa con la naturaleza”, y Kumiki lo tomó literalmente. Las cajas nido se construyen directamente sobre los aleros. En la fachada se incorpora un “hotel de murciélagos” (sí, de verdad). Cuando la familia regresa a la ciudad, los pájaros, los murciélagos y otras criaturas del bosque esencialmente se apoderan de la tierra. La casa pasa a formar parte del hábitat en lugar de invadirlo.


Para los niños en casa, esto crea una oportunidad educativa inesperada. Vivir con estas criaturas, aunque sea temporalmente, les enseña sobre la biodiversidad forestal de una manera que los libros de texto o los documentales sobre la naturaleza no pueden. Se trata de educación ambiental práctica integrada directamente en la arquitectura de su casa de vacaciones. Este enfoque refleja un cambio más amplio que está teniendo lugar en la arquitectura contemporánea, donde el objetivo no es sólo reducir el daño, sino crear edificios que apoyen activamente los ecosistemas que habitan. La construcción se extendió de 2022 a 2025, con elementos estructurales importantes construidos con madera, lo que refuerza el compromiso del proyecto con materiales naturales y sostenibles.


La ubicación en sí es espectacular. Rodeada de páramos, estanques y arenas movedizas cerca de una reserva natural, la casa está situada en un paisaje alejado de la vida urbana. Aquí es exactamente donde deseas desconectarte de la pantalla y reconectarte con el ritmo más lento del mundo natural. El edificio reconoce este contexto creando un edificio que no sólo observa la naturaleza detrás del vidrio, sino que participa en ella.


Kumiki Architecture, con sede en Ámsterdam, ha estado desarrollando técnicas de construcción innovadoras diseñadas para tener un impacto neto positivo en el paisaje, en lugar de solo un impacto neutral. El proyecto Herperduin muestra esta idea en acción. Demuestra que no es necesario elegir entre el confort humano y la responsabilidad medioambiental, entre el diseño moderno y el respeto por el patrimonio arquitectónico.



La extensión diagonal en forma de A cumple múltiples funciones simultáneamente: retiro familiar, hábitat de vida silvestre, herramienta de enseñanza y arquitectura contemporánea reflexiva. Esto nos recuerda que las mejores soluciones de diseño a menudo surgen al hacer preguntas diferentes. No “¿Cómo minimizamos nuestro impacto?” sino “¿Cómo compartimos este espacio?” No “¿Cómo preservamos los edificios antiguos?” sino “¿Cómo continuamos la conversación?” En una época de ansiedad climática y crisis ambiental, proyectos como este ofrecen algo verdaderamente esperanzador. Creen que vivir con la naturaleza, en lugar de estar separados de ella, no sólo es posible sino que, de hecho, mejora la vida humana y la biodiversidad. Esta es una visión del futuro por la que vale la pena trabajar.


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