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¿Cómo crear un baño que realmente se adapte a nuestras condiciones urbanas, hábitos cotidianos y la forma en que habitamos los espacios públicos?


Si entendemos los parques, especialmente los de escala metropolitana, como grandes lugares de reunión social, reconocemos su potencial para equilibrar la recreación, el espacio público y la naturaleza. En estas áreas, la jerarquía se diluyó y las ciudades se volvieron más horizontales y accesibles. En este sentido, El baño deja de ser un elemento menor y se convierte en una importante pieza de infraestructura: en este punto, la idea de ciudad puede materializarse como un derecho, como una experiencia tangible de cuidado colectivo.

El proyecto se concibió en base a tres objetivos claros y complementarios: la accesibilidad, entendida como una posibilidad real de ampliar el alcance de los usuarios y Promover la inclusión, la higiene y el confort ambiental. Indiferenciado; eficiencia operativa, diseñada para garantizar limpieza diaria, durabilidad y mantenimiento sencillo, bajo la lógica del uso intensivo y el desgaste inevitable; Sistema modular, capaz de repetirse estratégicamente en diferentes puntos del parque, estableciendo una identidad a través de un lenguaje coherente y reconocible dentro del área.


El resultado es una instalación neutra pero significativa, una arquitectura tranquila que no busca imponerse, sino echar raíces. Una obra que aspira a dignificar la vida cotidiana Resiste el paso del tiempo con una actitud clara, firme y tenaz.


El baño está configurado como caja de hormigón incrustada en la vegetación – Las acacias, los cuernos de ciervo y los arbustos procedentes de la zona crean un diálogo directo con el paisaje circundante. Los dos bloques están separados por un vestíbulo central que integra lavabos y espejos, facilitando el control visual y social del espacio. Entre paredes y cubierta, franjas perforadas permiten la ventilación cruzada y la entrada de luz natural, potenciando la sensación de apertura y seguridad.


El proyecto no sólo aborda las necesidades básicas; Repensar la infraestructura pública es un gesto digno. De escala mínima, pero de intención máxima: un edificio construido desde cero para hacer visibles las posibilidades de una ciudad más justa, más habitable y más humana.
