E.14 Chalet / HGMA + Claudia Haguiara Arquitetura


Descripción de la presentación del equipo del proyecto. El proyecto Chalé E.14 nació de los siguientes desafíos: Transformar un edificio sencillo pero funcional de los años 1960 y 1970 en una residencia de temporada contemporánea capaz de albergar descanso y trabajo a distancia. Este chalet está ubicado en un club de campo histórico a orillas de la presa Guarapiranga en São Paulo, dentro de 200.000 metros cuadrados de Mata Atlántica protegida.

Originalmente parte de un grupo de cabañas con un lenguaje racionalista (techos de asbesto, ahora reemplazados por fibrocemento, y un distintivo exterior de baldosas cerámicas), la propiedad tiene una planta compartimentada, poca luz natural y poca conexión con el entorno natural. Estos elementos, amparados por la normativa de conservación del club, guiaron el punto de partida del proyecto: Respetando el carácter arquitectónico original promoviendo una transformación interior completa.

El cliente era una brasileña residente en Vancouver que buscaba un espacio conectado con la naturaleza que le sirviera de segundo hogar. La respuesta del diseño fue una transformación completa que reconfiguró 100 metros cuadrados de superficie para crear una experiencia completa, fluida y luminosa.

La nueva propuesta elimina la circulación y distribución dividida del ambiente y diseña una gran área social que conecta la sala, el comedor y la cocina en un solo volumen y a una terraza con vista a la presa entre las copas de los árboles. Esta zona central organiza el resto de funciones: suite, dos dormitorios, baño, lavabo y zona de servicio compacta. Casi todas las puertas de estas estancias dan directamente a la zona de estar, formando parte de un panel de lamas de madera certificada que actúa como elemento funcional unificador.


La materialidad está diseñada para evocar el espíritu de una verdadera casa de campo. El suelo de basalto irregular recorre todas las estancias, haciéndose eco del carácter rústico de la piedra natural de algunas paredes. La madera no es sólo un elemento visual acogedor sino también una estrategia organizativa y un ritmo arquitectónico.

El uso del color enfatiza el proyecto y aparece en los revestimientos cerámicos de los baños, la carpintería de la cocina, la decoración interior y en los paneles de azulejos pintados a mano por las artistas Adriana y Carlotta, representando la flora autóctona de la zona, reforzando la conexión con el paisaje.

El toque final vino de la relación afectiva de la residente con la equitación, deporte que practica desde pequeña. Fotos de sus caballos canadienses salpican las paredes blancas de la cabaña, creando una narrativa visual que conecta las dos áreas geográficas que marcaron su vida.
