Casa Azurra la Carbonera / Vladimir Caballero + Lorena Pulecio


Descripción de la presentación del equipo del proyecto. Este proyecto arquitectónico en el casco antiguo de Cartagena muestra que el lujo no depende del exceso ni de la opulencia, sino que puede integrarse sutilmente en la vida cotidiana de una manera sencilla y a veces invisible.

La tipología de la arquitectura colonial interna de Cartagena es clara y precisa: Puertas de madera con cerrojos y aldabas, ventanas capotas con rejas, galería, techo y balcones coloniales, corredores, miradores y patio central. Todo ello es heredado de la cultura española y por tanto de la cultura árabe. El patrimonio arquitectónico se ha ido adaptando a lo largo de los siglos a sus usos reales, reflejando los estilos de vida tradicionales caribeños.. La calle Carbonera toma su nombre del depósito de almacenamiento de carbón, de ahí el nombre y ubicación del último proyecto de la interiorista Lorena Pulecio y el arquitecto Vladimir Caballero.


Lorena quiso reinterpretar el estilo de su colaboración con Vladimir tras el éxito de sus proyectos anteriores en Getsemaní, un barrio obrero alejado del centro histórico. Esta vez decidió apostar por un enfoque más lujoso y minimalista.


“Es como entrar en una versión evolucionada de la casa anterior, que era cálida y de tonos terrosos, pero aquí exploramos texturas y colores más fríos”, dijeron los diseñadores. Sin embargo, la casa conserva un ambiente acogedor. Relaja la vista, efecto que se aprecia especialmente dado el vibrante y colorido centro histórico de esta icónica ciudad.

Esta calma visual es real, gracias en gran parte a los materiales que utilizaron Lorena y Vladimir y la forma en que fueron utilizados, pero sobre todo al juego que envuelve un volumen al habitar la casa. Este encarcelamiento no es encarcelamiento, sino liberación. De la casa original sólo se conserva el estilo de la fachada, 588 m2 El resto se elabora desde cero según parámetros tradicionales. “Enfatizamos los puntos más importantes de esta tipología desde una perspectiva espacial y constructiva, creando así un juego de espacios y volúmenes en el que domina el espíritu de la arquitectura colonial y se impregna de elementos contemporáneos”, comentó el arquitecto colombiano.


Casa de la Carbonera tiene cuatro plantas y un estilo único Casa adosadaofrece múltiples espacios habitables como sala principal, cocina abierta, comedor, estudio de trabajo, hall de entrada, sala auxiliar, piscina, terraza, jacuzzi, baño y cinco habitaciones con capacidad para una docena de huéspedes.

Además de la distribución estratégica, el alma de la casa se deja sentir a través de sus detalles. “Desde el ingreso a la casa, la conservación de los muros de piedra, el respeto a las proporciones y sistemas arquitectónicos de los corredores y sala principal, cubiertos con techos coloniales a dos aguas y tejas de barro, junto con elementos decorativos como dientes de perro, ménsulas y otros adornos, hacen de esta edificación uno de los legados más importantes de la época colonial. Toda la casa es un juego sutil que permite al proyecto satisfacer las necesidades contemporáneas y respetar los valores arquitectónicos heredados”, agregó Vladimir.

Pulecio ideó texturas que transmiten sensación de frescura y ligereza, empezando por la cerámica gris italiana que recubre la mayor parte de los suelos de la casa. Otros materiales destacables incluyen aluminio y porcelánico de mármol en baños, maderas claras y blancas, textiles de lino y algodón y mallas metálicas en iluminación, por nombrar algunos. El esquema de diseño interior pretende promover la relajación y la tranquilidad, convirtiendo la casa en un pequeño oasis escondido en la ciudad amurallada, gracias a la paleta de colores elegida por Lorena y su impacto positivo en la humanidad.
