Estos lápices experimentales tratan la escritura como arte escénico

Hay algo casi rebelde en dedicar mucho esfuerzo de diseño a un lápiz. A menudo nos dicen que las pantallas son el futuro y que la escritura a mano está obsoleta, pero el estudio de diseño coreano BKID va en la dirección opuesta. Su proyecto, Escribe, dibuja y piensa, planteó una pregunta que nadie sabía que debía responder: ¿Qué pasaría si dejáramos de dar por sentado los lápices?
Creada para el Estudio del Museo Hangeul de 2025, esta no es una colección de artículos de papelería estándar. BKID desarrolló 16 herramientas de escritura experimentales a través de una investigación en profundidad sobre cómo usamos realmente los lápices, los gestos que hacemos, los hábitos que desarrollamos y la forma en que nuestras manos se mueven cuando estamos concentrados y cuando exploramos. El resultado es una colección que transforma la escritura de una tarea mundana en algo físico, escultórico y extrañamente estimulante.
Diseñador: BKID



Lo fascinante de este proyecto es cómo BKID reinventó por completo el instrumento de escritura. En lugar de ver el lápiz como un simple dispositivo de grabación, lo posicionaron como un puente entre nuestra mente y nuestro cuerpo. Cada una de estas dieciséis herramientas crea una experiencia de escritura diferente, que suena abstracta hasta que empiezas a pensar en lo que realmente significa.




Algunas herramientas están diseñadas para un trabajo profundo y solitario y pueden ayudarle a entrar en un estado de flujo casi meditativo en el que escribir se vuelve casi meditativo. Otros cambian el guión por completo y hacen que varias personas dibujen una línea juntas. Imagínese intentar escribir en colaboración con alguien, sin turnarse sino dirigiendo el mismo objetivo al mismo tiempo. Ese es el tipo de territorio extraño y maravilloso que explora este proyecto.






La sofisticación de las opciones de diseño revela cuánta atención prestó BKID a la mecánica real de la escritura. Los instrumentos de escritura afilados enfatizan la tensión de la estructura de las letras, lo que te hace muy sensible a los ángulos y la presión. Las herramientas redondeadas recuerdan a algo más suave y aprovechan la cualidad entrecortada de las vocales coreanas. Estas no son metáforas. Son decisiones intencionales y formales que cambian la forma en que se mueve la mano y la forma en que aparecen las marcas en el papel.




Lo inteligente es que BKID logró realizar un trabajo de diseño experimental con funcionalidad real. No se trata de obras de arte preciosas colocadas detrás de un cristal (aunque ciertamente son bastante escultóricas). Están destinados a ser utilizados, probados y experimentados. El proyecto se encuentra en un punto óptimo donde la forma sigue a la función, pero la función también revela nuevas formas.




También parece una carta de amor a las fuentes coreanas. Hangeul, con su claridad geométrica y estructura sistemática, proporciona un rico territorio para explorar cómo las formas de las letras y las herramientas interactúan entre sí. El proyecto reconoce que los sistemas de escritura no son sólo símbolos abstractos sino comportamientos físicos moldeados por las herramientas que los crean. Al reinventar las herramientas, BKID ofrece la posibilidad de reinventar la propia marca.



En una época en la que la inteligencia artificial escribe artículos y las notas de voz reemplazan las notas escritas a mano, hay algo silenciosamente radical en centrarse tanto en herramientas analógicas. Escribir y pensar no defiende la superioridad de la escritura a mano ni romantiza el pasado. Más bien, propone que el acto físico de marcar todavía tiene un potencial sin explotar, y que las experiencias e ideas sólo pueden obtenerse a través de conexiones directas entre manos, herramientas y superficies.


El proyecto también insinúa algo más amplio sobre cómo abordamos los problemas de diseño. En lugar de comenzar con la estética o saltar directamente a las soluciones, BKID comienza con el estudio del comportamiento y los gestos. Estar arraigado en el uso práctico hace que la forma experimental parezca decidida y no fortuita. Su diseño respeta la tradición artesanal sin verse limitado por la exploración de vanguardia.



Para cualquiera interesado en la intersección del diseño, la cultura y los objetos cotidianos, “Write Draw Think” nos recuerda que la innovación no siempre significa agregar más tecnología o funcionalidad. A veces eso significa despojar algo de su esencia y preguntarse qué más es posible. Este proyecto te hará mirar tu propio lápiz de manera diferente y preguntarte sobre todas las formas en que podrías escribir, dibujar y pensar si tu herramienta permitiera diferentes gestos.

