Chalet T/Obras


Descripción de la presentación del equipo del proyecto. La antigua Villa Terraza, que lleva el nombre de su primer habitante, tiene un pequeño cartel en la entrada que ya contiene la esencia del proyecto: una casa definida por la luz y el deseo de transformar el departamento en un santuario luminoso. Esta intuición inicial guió el proyecto desde el principio. La casa se abre a todas las direcciones, permitiendo que la luz del sol organice el ritmo de la vida diaria.



Llevar un proyecto de esta sensibilidad a una provincia es algo digno de celebrar: la arquitectura bien diseñada también puede nacer y prosperar en un entorno prolongado en el tiempo. Aquí, la casa se convierte en el lugar de rituales pausados y de un hedonismo sencillo y tranquilo: leer, tomar el sol, caminar descalzo.—conviértete en un ejercicio de alegría tranquila, tal como el Maestro nos pide que hagamos. Luego imaginamos una casa casi monástica, con su pureza de materiales, donde cada pieza emerge de la propia arquitectura. Esta visión se tradujo en una única isla de acero, gabinetes que crecen desde la pared, un fregadero de terrazo y piezas cerámicas artesanales, además de un piso continuo de microcemento. Los materiales locales y hechos a mano elevan a los humildes y dan dignidad a lo existente.

Estantes, repisas, cabeceros y bañeras se esculpen como un pequeño terreno doméstico, siguiendo la misma lógica modular. Piezas cerámicas tradicionales y contemporáneas tienen el mismo tamaño y pueden revestir, escalonar y dar continuidad a paredes y suelos. Aquí no se añade ningún mueble: se integra y estructura el espacio.



La planta original, con sus recorridos atípicos y baños en las esquinas, se convirtió en el lienzo perfecto para un espacio que fluye sin ser rígido. Grandes puertas pivotantes de acero y cristal actúan como tabiques móviles, adaptando la casa a cada vida posible. Las conexiones a la terraza mejoran la sensación de expansión y retiro.. Villa T no se propone deslumbrar: lo acompaña. Emociona desde la quietud y demuestra que el verdadero lujo es hacer más y vivir mejor con lo que se tiene.
