Casa Alajala/Lins Arquitetos Associados


Descripción de la presentación del equipo del proyecto. ubicado en el distrito AlaharaUbicada en Barbalha, en la región de Cariri en el estado de Ceará, Araraja Residence está inteligentemente integrada en el entorno natural de Chapada do Araripe, una zona conocida por su exuberante vegetación, clima templado y misión histórica como destino de verano. El proyecto se basa en una valoración de los valores naturales y culturales preexistentes de la zona, dando como resultado una arquitectura que combina la sencillez estructural, el confort ambiental y el valor de los materiales locales.


La residencia tiene una superficie construida de 350 m2 e incluye cuatro dormitorios (dos suites), sala y cocina integradas, depósito y una relajante área social con deck y piscina. La ejecución del proyecto buscó respetar la topografía accidentada del terreno y superó este problema con muros de contención hechos de piedra tradicional de Bárbara, un material extraído del propio sitio, mejorando así la sostenibilidad del proyecto.

La propuesta arquitectónica consta de una estructura de pabellón compuesta por tres volúmenes yuxtapuestos con techo a dos aguas cubierto con tejas coloniales. El agua de lluvia se canaliza a través de canales de vigas centrales que, durante las fuertes lluvias, se transforman en grandes flujos de agua: un elemento lúdico que restablece la relación emocional de la casa con el clima local y promueve momentos de disfrute espontáneo.



La piscina infinita presenta una geometría triangular que se proyecta hacia el horizonte, enmarcando el paisaje y estableciendo un punto de contemplación único para el usuario. La elección de los materiales refleja un compromiso regional: gres porcelánico para el pavimento interior, piedra castillo para el revestimiento exterior y piedra kariri y baldosas hidráulicas para los acabados. La carpintería de lamas superiores garantiza la ventilación cruzada y el confort térmico natural.


Los aleros envuelven todo el edificio como una terraza continua, protegida del sol y la lluvia, invitando a descansar en una hamaca y disfrutar del paisaje. A través de este simple gesto, la casa se abre al entorno, desdibujando los límites entre interior y exterior y reafirmando el diálogo esencial entre arquitectura, clima y cultura local.
