Palomar/Estudio Dakhmeh


La «Casa de las Palomas» es un edificio de tres plantas con sótano, patio y habitación del cuidador en la azotea, ubicada en el lado norte. Teherán. La renovación del edificio se llevó a cabo con un presupuesto económico, centrándose en el uso de materiales reciclados, materiales de desecho y recursos asequibles y accesibles, y utilizando mano de obra no calificada. El diseño priorizó maximizar el uso de chatarra y pallets de madera reciclada.

El uso de madera y hierro sin tratar dentro de las unidades las convierte en espacios neutrales, lo que permite a los residentes personalizarlas y refinarlas con su propia aportación creativa. Además, la durabilidad de estos materiales reduce significativamente los costes de mantenimiento y el desgaste del edificio. Como parte de la renovación, se volvieron a colocar y hormigonar los techos. Los suelos de estos muebles son de tablas de madera rusas y se fijan mediante tornillos a la estructura de perfiles de hierro. Estas placas son extraíbles, lo que permite colocar cables y servicios públicos debajo.



Durante la renovación se agregaron tres nuevos espacios: la fachada sur con un nuevo balcón, un sótano ampliado (convirtiéndolo de área de almacenamiento en espacio habitable) y un área de techo ampliada para la vivienda del conserje.


Al agregar una estructura a la fachada sur, se crearon balcones de cuerpo entero para todos los pisos. La nueva fachada consta de paneles metálicos que se pueden abrir y cerrar, cubiertos con paneles de estaño reciclado de los techos de edificios anteriores de la era Pahlavi. Las láminas de hojalata permanecieron en depósitos de chatarra durante años, fueron martilladas, aplanadas y reutilizadas en su aspecto original desgastado y oxidado. La piel agregada no solo proporciona una segunda capa de seguridad, sino que también controla la visibilidad y la privacidad de cada unidad, al mismo tiempo que actúa como protección solar. La combinación de plantas en macetas y paneles de hojalata oxidados detrás del balcón crea una conexión orgánica, integrando el espíritu del edificio con el carácter histórico de Teherán.

El sótano tenía inicialmente 30 m2 y se amplió a 50 m2 mediante una excavación en el patio. Se agregaron un baño, un inodoro y una pequeña cocina y el espacio se transformó en una unidad habitable, con luz natural que entra a través de nuevas ventanas. Para instalar las ventanas se excavaron 40 centímetros de la superficie del patio.

En el exterior se conserva la puerta de hierro original con motivos florales, que refleja la época histórica del edificio. Se restauraron secciones de ladrillo de la fachada y se instalaron tres volúmenes metálicos huecos entre los ladrillos, diseñados para crear espacios de anidación para las palomas.
