Camposanto Mapfre Chiclayo, Monsefú Fase I / Territorio


Descripción de la presentación del equipo del proyecto. Cementerio Mapfre Chicrayo se encuentra en la provincia MoncefoLambayeque, Perú. El área está ocupada por cultivos y arrozales, distribuidos en un terreno plano y ligeramente montañoso, correspondiente a la cuenca del río Chancay. El río se bifurcó en canales, convirtiendo la zona en un valle fértil. A lo lejos, «Cerro El Reque» destaca como único elemento monumental del vasto terreno, convirtiéndose en un hito importante para la zona y sus habitantes. El cerro y valle El Reque colindan con varios complejos arqueológicos en la propiedad, como «Siete Techos» y «Ventarrón». Este último tiene una historia de más de 4.500 años y conserva los murales más antiguos del continente americano.



La propuesta se concibe como una intervención en el paisaje, en la que la arquitectura intenta cambiar sutilmente la horizontalidad del lugar a través de una cobertura en forma de cuña que emerge del suelo y mira hacia la vía principal. El segundo componente es la capilla, cuya verticalidad la convierte en el segundo elemento monumental del conjunto. Su orientación está determinada por la intención de dialogar con la montaña El Reque, celebrando así su importancia en la memoria colectiva del lugar.



El proyecto se presenta como un elemento en contacto con el terreno, que se mimetiza con el terreno y pasa a formar parte de él. Los pasillos atraviesan todo el edificio, conectando sus diferentes partes y priorizando las vistas al paisaje, con espacios para el descanso y árboles que dan sombra a lo largo del camino para las ceremonias funerarias.



Desde el principio, el proyecto planteó un desafío, ya que el diseño del espacio sacramental debía representar un evento donde la arquitectura acompañara sutilmente la experiencia del usuario, transformando el espacio en un lugar inolvidable. Esta exploración espacial relacionada con la estructura no permite ningún cambio durante la ejecución. El valor de este proyecto radica, por tanto, en la identificación y articulación precisa de los componentes del edificio, evitando modificaciones no previstas en su concepto y respetando las cuestiones de sostenibilidad.



El proyecto aborda el paisaje integrando las tumbas en el plan maestro, donde los senderos se diseñan como rutas sombreadas que se entrelazan con el paisaje. Una exploración de la materialidad es central para la relación con el paisaje, utilizando tonos populares en la época prehispánica para conectarse con el medio ambiente y la memoria colectiva. Por tanto, los vecinos ven la propuesta como su propio trabajo y se conectan con su lugar. El proyecto es el resultado de una búsqueda de una atmósfera especial a través del trabajo con la luz y la materialidad, donde se busca que la luz tenga un peso y un espacio se define por su entrada, lo que llamamos «el peso de la luz».
