Hogar Británico / Estudio Belen Ilarri


Descripción de la presentación del equipo del proyecto. La Casa Inglesa sigue siendo un ejemplo de arquitectura atemporal. Situada en el centro histórico de Requena (Valencia), esta residencia de 135 m² demuestra desde el principio que intervenir en el patrimonio no significa copiar el pasado, sino crear un diálogo con el pasado a través de la honestidad, la funcionalidad y el respeto.


La casa era originalmente una ruina, ubicada en una estrecha calle medieval con poca luz natural. Su estructura tradicional de tres plantas ha sido reinterpretada para adaptarse al nuevo uso del resort sin perder su carácter. Desde la transformación de un antiguo pasillo en una sala de estar de invierno, pasando por la cocina abierta y luminosa, hasta la conversión de un semisótano en un dormitorio independiente, cada intervención es precisa y necesaria. La escalera original, ahora revestida de madera, y los sutiles cambios en la fachada para crear un balcón interno ejemplifican cómo el gesto más pequeño puede tener el mayor impacto.

«El mayor desafío es Preservar la sensación de la casa antigua, ya que esto sólo se puede lograr haciendo el mínimo trabajo necesario.— que suele ser lo más difícil de hacer durante el proceso de restauración”, explica la arquitecta Belén Ilarri, cuyo trabajo tiene una profunda sensibilidad con el proceso de transformación arquitectónica.

El uso de materiales nobles y locales, como la madera natural y acabados tradicionales, mantiene el edificio sobrio pero profundamente conectado con su entorno. Una casa nunca parece nueva ni vieja, siempre parece real. En palabras de Ilari: “Venimos de tanta artificialidad, de tanta naturaleza falsa, que creo que anhelamos la autenticidad”.

Diez años después, la vivienda sigue en pleno funcionamiento y no ha requerido grandes intervenciones. Su envejecimiento es natural y digno, ya que su diseño se basa en la funcionalidad espacial, la ventilación cruzada, la luz natural y el respeto absoluto a la estructura existente.

«Necesitamos ser humildes al diseñar», añadió Illari. «Creo que proyectos como este deberían recordarse: perfeccionar nuestros estándares y conceptos, normalizar la coexistencia de los tiempos antiguos y contemporáneos y aprender a respetar y comprender nuestros propios límites».

Este enfoque del entorno construido ha guiado sus otros trabajos, como el aclamado proyecto de vivienda CASU en Casas de Eufemia, y se expresa aquí con gran claridad. La Cámara británica no busca impresionar, sino perdurar. Este es un edificio que no grita, pero deja huella; no se impone, sino que se transforma.

Hoy, mientras surgen preguntas sobre el papel de la arquitectura en contextos históricos, este proyecto muestra que es posible intervenir con verdad en lugar de afectación: con nostalgia, pero adaptado al presente. Diez años después, esta casa sigue demostrando que lo verdadero, lo necesario y lo discreto nunca pasa de moda.
