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Este pequeño refugio rojo en los Alpes desdibuja la línea entre arte y arquitectura

Imagínese esto: una cápsula de color rojo brillante situada a 2.300 metros sobre el nivel del mar en los Alpes italianos, que mide sólo 4 x 2 metros, está diseñada para proporcionar refugio de emergencia a nueve escaladores y al mismo tiempo servir como puesto cultural para una galería de arte contemporáneo. Si esto suena como un concepto loco, bueno, es porque lo es.

Diseñado por el estudio de investigación y diseño EX., Aldo Frattini Bivouac forma parte de Think Like a Mountain, un proyecto bienal organizado por GAMeC (Galería de Arte Moderno y Contemporáneo de Bérgamo) que explora la relación entre arte, paisaje y ecología. Pero a diferencia del típico proyecto de arte, este involucró helicópteros, protocolos de refugio de emergencia y mucho clima de montaña.

Diseñador: predecesor. (Foto cortesía de Tommaso Cravarino)

El edificio, situado en la Alta Via delle Orobie Bergamasche, en el valle de Seriana, sustituyó a un cobertizo de amianto deteriorado que ya no era seguro para los escaladores. El equipo de diseño, dirigido por Andrea Cassi y Michele Versaci, abordó el proyecto con una refrescante humildad propia de la arquitectura contemporánea. No estaban tratando de crear algún hito icónico que gritara «mírenme» a la gente de todo el valle.

En cambio, el campamento se inspira visualmente en la clásica tienda de campaña alpina, el refugio temporal en el que confiaban los primeros escaladores durante sus aventuras a gran altitud. El exterior está envuelto en una piel de tela ligera fabricada por Ferrino, una empresa con sede en Turín más conocida por su equipo de montañismo. Este material ondulado y brillante le da a la estructura una sensación de impermanencia, casi como si reconociera su propia fragilidad con el telón de fondo de montañas antiguas.

El proceso de construcción fue una aventura en sí mismo. Debido a que el sitio está tan alto sobre el nivel del mar que sólo es accesible para escaladores experimentados, los métodos de construcción tradicionales no son posibles. ¿Cuál es la solución? Todo el edificio fue prefabricado en tres secciones, con un peso total de aproximadamente 2.000 kilogramos, y transportado en helicóptero hasta su lugar durante el breve período climático previo a la tormenta. Este enigma logístico le hace apreciar la cuidadosa planificación detrás de una estructura aparentemente simple.

El revestimiento interior de corcho natural proporciona aislamiento térmico y acústico, creando un refugio sorprendentemente cómodo frente a las duras condiciones alpinas. El espacio ha sido cuidadosamente diseñado con camas que se pueden desplegar desde las paredes cuando sea necesario, con capacidad para nueve personas. La mayor parte del tiempo puede estar vacío o sólo acomodar a uno o dos escaladores. Pero en caso de emergencia, cada centímetro del interior compacto se vuelve crítico.

Lo fascinante de este proyecto es su doble identidad. Sí, este es un refugio de emergencia completamente funcional que tiene un importante propósito práctico para los escaladores. Pero esto también es una extensión de la influencia cultural de GAMeC al entorno alpino. La galería no quiere realizar exposiciones ni eventos allí. En cambio, el campamento funciona como lo que ellos llaman un «observatorio», un lugar para recopilar datos, imágenes y monitoreo ambiental que ayuda a crear conexiones entre el entorno urbano de Bérgamo y las montañas del norte.

Este enfoque representa una especie de limpieza antiarte, por así decirlo. En lugar de imponer una declaración artística audaz al paisaje, el proyecto intenta escuchar y aprender de la cultura alpina. La arquitectura se convierte en un medio de presencia y observación en lugar de un medio de presentación, un cambio sutil pero significativo en la idea de cómo llevamos el arte y el diseño a espacios naturales remotos.

La apariencia de la tela roja es intencionadamente frágil. Agita con el viento, mostrando pliegues y movimiento en lugar de presentar una superficie prístina e inmutable. predecesor. Al describirlo como «considerar la fragilidad como una estética», rechaza la idea de que la arquitectura de montaña deba ser suave y perfecta. En cierto modo, esta piel textil se convierte en una especie de narración de la verdad, reconociendo que todas las estructuras humanas en la montaña son provisionales y transitorias en comparación con el tiempo geológico.

Respaldado por la Fondazione Cariplo y la Fondazione della Comunità Bergamasca, el Aldo Frattini Bivouac puede ser uno de los edificios más pequeños sobre los que leerá este año, pero supera con creces su peso en términos de ambición y consideración. Es un recordatorio de que el buen diseño no siempre se trata de escala o vistas. A veces se trata de encontrar soluciones elegantes a problemas complejos respetando al mismo tiempo el entorno en el que se trabaja, incluso si ese entorno es casi inaccesible y completamente implacable.

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