Casa Escobar / Pedro Ignacio Yáñez + Guayra


Descripción de la presentación del equipo del proyecto. El encargo surgió de un cliente que, tras salir de los efectos de la pandemia de COVID-19, decidió vender su departamento en el centro de la ciudad y mudarse a un country en la zona norte del Gran Buenos Aires.


Generalmente, la mayoría de las viviendas en este tipo de comunidades maximizan la edificabilidad del lote, creando una casa de dos pisos que luego puede ser ocupada por la familia. En este caso, sin embargo, nuestro cliente era un hombre, por lo que el proyecto era relativamente sencillo: una suite, un estudio y un área social que le permitiera recibir a un gran número de amigos, una galería con asador y una piscina en la que pudiera nadar completaban el encargo.

En aquella época, la casa tenía dos puntos de parada o momentos, uno era para reuniones de amigos, que debía funcionar como un club, y el otro era un lugar íntimo, donde solo vivía una persona en la casa.

Se definió entonces que la casa tendría dos alturas para responder a ambas escalas, pero con un techo plano y continuo. Tres metros y medio es el área social, y dos metros y medio es el dormitorio. El desnivel se salva mediante una pequeña escalera que se prolonga hacia el exterior, creando una especie de terraza con vistas al atardecer sobre el lago y formando el borde de la piscina, que se conecta con el borde de la piscina pero con escalones más bajos.


El proyecto buscó solucionar este problema con un mínimo de elementos y materiales. El hormigón forma la plataforma de la casa, la paulownia crea las paredes y el techo, y el metal forma la estructura del techo. El vidrio se encarga de alcanzar sus límites, y finalmente una serie de cortinas verticales actúan como filtro entre el interior y el exterior.
