La etiqueta ‘Made in Europe’ restablece la confianza a través de datos abiertos sobre el origen de los productos y el impacto climático
Europa quiere recuperar su etiqueta: renovar el significado de «Hecho en Europa»
La fabricación europea del proyecto Dada es un experimento de diseño a escala continental disfrazado de sistema de certificación. Un año después de que Mario Draghi advirtiera que Europa estaba cayendo en la irrelevancia económica, este proyecto ofrece un contraargumento: tal vez Europa no necesite trabajar más rápido; necesita acelerar el ritmo. Necesita funcionar de manera más auténtica. Desarrollado por 21st Europe, el proyecto reimagina el “Hecho en Europa” como un sistema de diseño vivo que combina materiales, datos, ética y fabricación en un único lenguaje visual en lugar de una insignia nostálgica. Esta marca está diseñada para estar presente en cualquier lugar, impresa en Paqueteincrustado en el código, grabado en Materialtanto como certificación como símbolo cultural de productos y servicios digitales basados en los principios europeos de transparencia y confianza.

Todas las imágenes cortesía de Europa en el siglo XXI y proyecto dadaísta
El proyecto dadaísta y la construcción de una identidad europea trazable en la Europa del siglo XXI
Detrás de la estética se esconde un profundo proceso material. El sistema se basa en los pilares regulatorios de Europa (marcado CE, informes de sostenibilidad, pasaportes digitales de productos), pero los traduce en una interfaz que prioriza el diseño: cada objeto certificado está conectado a datos verificados sobre su origen, huella ambiental y estándares éticos. En la práctica, esto significa que la “etiqueta” se convierte en una puerta de entrada, un puente escaneable y rastreable entre la producción y la responsabilidad. cooperación entre Europa en el siglo XXI y oficina creativa El proyecto Dada lleva este icono al ámbito de la especulación: diseñar para los materiales, la arquitectura y las interfaces del futuro. El resultado es intencionalmente adaptable, con una identidad visual que se adapta a todas las industrias, desde la fabricación avanzada y la energía limpia hasta la infraestructura digital y el diseño circular. En última instancia, «Made in Europe» no es tanto un logotipo como una provocación: si la fuerza de Europa es la confianza, ¿por qué no es visible? Si es así, ¿qué pasará?



