Pabellón Yanmi 100/Pablo Paradinas Sastre + Estudio Eletres


Descripción de la presentación del equipo del proyecto. El pabellón de 100 metros de longitud se inserta como una línea sutil y evocadora en el paisaje de la huerta valenciana. Construido a partir de la repetición rítmica de pórticos reinterpretados. La estructura está inspirada en las tradicionales plantas de tomate leñosas que han sustentado el cultivo del tomate en la región durante generaciones.adaptándose al presente mediante el uso de ruedas de acero ondulado: un material moderno, reciclable y reversible que mantiene la ligereza y honestidad constructiva del original.

La propuesta proporciona Un diálogo entre la memoria agrícola y el arte contemporáneoarticula una línea de 100 metros que no impone una forma cerrada sino que activa el territorio a través de gestos mínimos pero poderosos. esta lineaconstruido a partir de una repetición casi musical de módulos, no sólo Invitarte a visitarpero a Ver, vivir y escuchar el jardín.



La funda de tela es ligera y flotante, introduciendo un segundo nivel de lectura: sombras y atmósfera. La tela tensada entre los porches crea un juego de luces y sombras, recordando el ritmo de la agricultura, la protección de las estaciones y el cuidado diario de los campos. No se trata de una cubierta funcional, sino simbólica: evoca recuerdos de largos períodos de trabajo, residencia y paisaje agrícola.


El proyecto cree en la preservación de las tierras agrícolas no sólo para proteger su apariencia, sino también para estimular su imaginación a partir de lecturas contemporáneas. Reinterpretar las estructuras agrícolas no es solo un gesto formal sino una forma de dar vida a una forma de vida amenazada por las presiones urbanas, el abandono rural y la crisis climática. La sala de exposiciones se convirtió así Una herramienta crítica y poética que restablece las relaciones emocionales y sensoriales con el territorio.


Por su reversibilidad y mínima huella ecológica, la instalación proporciona un marco para la contemplación y relectura del paisaje. Invita a la comunidad a visitarlo, vivirlo y poseerlo desde una nueva perspectiva. Esta intervención no se impone sino que la acompaña: se funde con el surco, sigue el sentido del riego y se deja atravesar por el viento, el sol y el paso del tiempo.

El proyecto de 100 metros de longitud pretende reactivar la memoria de un patrimonio frágil, ligero y repetitivo. Construir un puente entre tradición e innovación, entre gesto agrícola y gesto artístico, entre nuestro pasado y nuestra condición de comunidad conectada a un territorio en transición.
