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Por qué tus fotos de paisajes parecen aleatorias y cómo solucionarlo rápidamente

Un gesto en un paisaje suena como una idea suave y artística hasta que empiezas a notarlo y te das cuenta de que puede solucionar la sensación rígida y desordenada que ocurre en muchas imágenes. Si espera crear un paisaje dinámico en lugar de uno compuesto, esto cambiará lo que está buscando incluso antes de tener en sus manos un trípode.

nunca vengo a ti Adam Gibbseste vídeo reflexivo toma un concepto que la mayoría de la gente reserva en sus retratos y lo arrastra hacia árboles, rocas, montañas y agua. Gibbs define “gesto” como lenguaje corporal natural, donde la postura y la dirección tienen un peso emocional. Un árbol es más que una simple forma vertical; puede inclinarse, estirarse, apuntalarse o colapsarse. La recompensa práctica es simple: una vez que vea estas indicaciones, dejará de crear, como si estuviera ordenando elementos en un estante. Empiezas a crear como si estuvieras respondiendo a lo que la tierra ya está haciendo.

Gibbs comenzó con los árboles porque transmiten una intención de una manera que tus ojos no pueden ignorar una vez que la detectan. Los troncos curvos de los árboles pueden interpretarse como estrés o resistencia, y un grupo de árboles puede parecer una masa pacífica en lugar de un “grupo de árboles”. Señala a Baxter como referencia para tratar a los árboles como personajes en lugar de accesorios, lo cual es un empujón útil si tiendes a fotografiar troncos de árboles como textura y seguir adelante. A partir de aquí, el consejo se vuelve concreto: un árbol inclinado normalmente necesita espacio en la dirección de su pendiente, y una copa arqueada puede convertirse en un marco que parezca valioso en lugar de decorativo. No estás copiando las reglas, estás dejando espacio para un determinado gesto.

Luego, el video pasa de lo obvio a donde el “gesto” se pasa por alto más fácilmente, y ahí es donde comienza a pagar el alquiler. Las rocas y las costas tienen una expresión más tranquila: los ángulos agudos crean tensión, las piedras redondeadas crean una sensación de desgaste y calma, las grietas crean conflicto y las formas repetitivas crean ritmo. Gibbs recomienda hacer una pregunta contundente al explorar: “¿En qué dirección apunta esto?” Esto por sí solo puede cambiar dónde se coloca la cámara y qué bordes se permiten en el encuadre. También menciona las montañas como gestos grandes y dramáticos y sugiere cómo el flujo de las crestas establece el tono emocional, pero no incluye una lista.

El agua se trata como puro deporte y el cuadro sigue siendo práctico sin convertirse en una charla sobre engranajes. Los ríos se curvan y tallan, las olas chocan o se deslizan, las cascadas se sienten como gritos o susurros, y los reflejos se estiran y retuercen de maneras que apoyan las emociones o las combaten. Gibbs lo vincula con las decisiones que realmente tomas en el set, como cómo estructuras el flujo de agua para llevarlo a alguna parte y cómo la energía del agua te impulsa a una velocidad de obturación que coincide con la sensación que deseas. Al final del vídeo, lo une todo, explicando por qué dos personas pueden pararse en el mismo lugar y tomar fotos completamente diferentes porque notan diferentes “actitudes” sobre la misma forma. También ofrece un sencillo ejercicio en vivo basado en el tema de hacer una pausa y preguntar, formulando algunas preguntas incómodas, un ejercicio que suena cursi hasta que comienza a guiar su trabajo hacia la toma de mejores decisiones. Mire el vídeo de arriba para obtener una descripción completa de Gibbs.

Si realmente quieres profundizar en la fotografía de paisajes, consulta nuestro último tutorial, “Filmando el mundo: Japón II – ¡Descubre gemas ocultas con Elia Locardi!

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