La ampliación inteligente del patio trasero da un respiro a una casa de los años 40

Alguna transformación no surge de derribarlo todo. A veces, todo lo que se necesita es una adición inteligente en el lugar correcto. Para un equipo de marido y mujer en Seattle, uno de los cuales es arquitecto y el otro arquitecto paisajista, eso significó mirar directamente a su propio patio trasero. Su casa de la década de 1940 estaba llena de encanto pero carecía de espacio para respirar, especialmente con tres niños pequeños. Por lo tanto, diseñaron Grasshopper Studio and Courtyard, un proyecto pequeño pero poderoso que cambia la sensación de toda la propiedad.

Estes Whitmanla pareja llevó el estudio a embarcarse en su proyecto más personal: rediseñar el espacio exterior detrás de una casa de los años 40. Era importante trabajar dentro del espacio existente, por lo que en lugar de ampliar la casa en sí, cambiaron su enfoque a la parte trasera de la casa.
Los diseñadores colocaron un nuevo estudio en la calle trasera sin modificar la casa original. Este movimiento creó espacio para un patio espacioso manteniendo al mismo tiempo una huella general pequeña. La nueva incorporación funciona como estudio y casa de huéspedes para amigos y familiares visitantes.

El nuevo diseño crea un patio privado anclado por un patio pavimentado. Es protegido, práctico y perfecto para familias con niños pequeños. Cenas, entretenimiento, relajación y diversión durante todo el año están disponibles aquí sin salir del hotel. Un árbol de albizia central proporciona una suave sombra durante los meses más cálidos.

Dentro del estudio Grasshopper, los planes siguen siendo abiertos y adaptables. Puede cambiar fácilmente de función, desde recibir invitados durante la noche hasta servir como estudio o área de juegos para niños. La sencilla distribución refleja el cuidado del diseñador por cada metro cuadrado.


Para mantener el estudio ordenado, las puertas corredizas de listones de madera ocultan un baño compacto y una sorprendente cantidad de espacio de almacenamiento. Todo, desde juguetes hasta herramientas, está escondido, lo que hace que el interior abierto parezca tranquilo y ordenado.



En un extremo, el techo del pabellón se extiende hacia afuera para crear un garaje cubierto y un taller al aire libre. Este movimiento de diseño único añade un generoso espacio protegido sin tener que crear una habitación completamente cerrada. También fortalece las conexiones interior-exterior que unen todo el proyecto.

El proyecto utiliza materiales reciclados siempre que es posible, lo que refleja el objetivo del estudio de maximizar la sostenibilidad y la economía. Este enfoque mantiene la construcción ligera en cuanto a recursos y, al mismo tiempo, demuestra que un diseño simple e ingenioso aún puede resultar cálido y atractivo.

Al final, el Grasshopper Studio y el patio demuestran que una casa no necesita crecer para sentirse mejor. Con la cantidad justa de pequeños estudios y patios entretejidos entre paisaje y arquitectura, esta casa de la década de 1940 finalmente tiene el respiro que necesita.