«Utilizamos materiales básicos y baratos como estantes de hierro en la cocina (comprados en un parque industrial), tablas de pino y textiles asequibles», dijeron.
En total, la reforma costó menos de 2.000€, aunque si hubieran contratado ayuda (que como arquitecto recomendarían) habría sido más cercano a los 10.000€, o algo menos de 11.000$, siendo un precio muy razonable. La clave para mantenerse dentro de un presupuesto tan ajustado fue abordar las renovaciones como lo hicieron: considerando cuidadosamente la mejor manera de lograr los objetivos del proyecto y siempre encontrando maneras de limitar su tamaño, manteniendo al mínimo los trabajos de demolición (solo demolieron dos pared), optando por reparar sólo una parte del suelo en lugar de todo el suelo, y diseñando la cocina con materiales muy básicos, sin armarios ni cajones.
